lunes, febrero 24, 2025

Conflictos en la oficina

¿Quién no ha tenido encuentros desafortunados, intercambios de palabras o incluso renunciado a un trabajo por incompatibilidad en la manera de pensar o de gestionar situaciones en la oficina?

David Fischman en su libro "Habilidades Blandas a la vena"  habla sobre el manejo de conflictos y cito literalmente para no perder la esencia de la información:

" La mayoría percibe el conflicto como un punto negro y no necesariamente lo es. En segundo lugar tendemos a culpar a los demás y las circunstancias de los problemas, creando un punto negro que quizá no hay..


Cuando alguien nos genera una emoción desagradable tendemos a atribuir mala intención a la otra persona, cuando la mayoría de veces no es así. En conflictos somos maestros creando cosas, si es como la mayoría de personas, las palabras que vienen a su mente son: pelea, discusión, frustración, injusticia, miedo, vergüenza. Sin duda algunos conflictos mal manejados pueden caer en cualquiera de estas palabras.

Un conflicto bien manejado, puede mejorar la comunicación, llegar a acuerdos beneficiosos para las partes, nos permite aprender, puede mejorar la relaciones y nos ayuda a mantener nuestra paz, armonía y transparencia en el mediano plazo. Es decir, los conflictos que no enfrentamos terminan afectando nuestro desempeño y emocionalidad.

Un conflicto es un desacuerdo cargado de emociones. Hay que ver el conflicto como una gran oportunidad. Como un tesoro que está en la cima de una pared de piedra, pero la única forma de ganar ese tesoro, es subiendo en equipo con la otra parte del conflicto.

¿Vale la pena resolver conflictos en la empresa?

Según la ciencia, la respuesta es afirmativa. 

El 30% del tiempo las gerencias se pierden por mal manejo de conflictos. En otro estudio 85% de personas viven en conflicto en la oficina. El 50% de la rotación involuntaria en el trabajo se debe a conflictos no resueltos. "

Es bueno analizar el entorno para ver en qué podemos mejorar, sin embargo, es igual de importante analizar nuestras propias conductas y verificar que quizá, inconscientemente, no seamos nosotros quienes propiciemos este tipo de conflictos por tener a veces posiciones rígidas, pensamientos limitantes o poca apertura a innovar procesos.

Me parece muy útil un cuestionario que está en este mismo libro y que quisiera compartir a modo de reflexión, para que, desde la humildad y la sinceridad, verifiquemos si realmente los conflictos están viniendo de afuera o sin querer los estamos generando nosotros mismos.

  1. Si alguien no está de acuerdo conmigo, defiendo enérgicamente mi posición. 
  2. Sigo la sugerencias de mis compañeros de trabajo, incluso si no estoy de acuerdo con ellos.
  3. Pido algunas cosas y seo en otras para poder llegar a un acuerdo.
  4. Me guardo mis opiniones en lugar de estar abiertamente en desacuerdo con la gente.
  5. En desacuerdos y negociaciones, trato de encontrar la mejor solución para ambas partes compartiendo información.
  6. Intento llegar a un punto medio en disputas con otras personas.
  7. Trato de acomodarme a los deseos de otras personas que tienen punto de vista diferente al mío.
  8.  Evito debatir abiertamente asuntos en los que hay desacuerdo. 
  9. En las negociaciones me aferro a mi posición en lugar de ceder. 
  10. Intento resolver conflictos encontrando soluciones que nos beneficien a mí y a la otra persona. 
  11. Dejo que los compañeros de trabajo obtengan lo que quieren en lugar de poner en peligro nuestra relación.
  12. Intento que gane mi posición en una discusión. 
  13. Me gusta analizar los conflictos con compañeros de trabajo para que podamos descubrir soluciones que nos beneficien a ambos. 
  14. Creo que no vale la pena invertir tiempo ni pasar por los problemas de discutir las diferencias de opinión con otras personas. 
  15. Para llegar a un acuerdo, renuncio a algunas cosas a cambio de otras.

Si nos damos cuenta que nosotros podríamos estar provocando cierto tipo de toxicidad, no es tampoco para que nos tiremos con un látigo en la espalda, sino más bien, para analizar para qué buscamos el conflicto: ¿no me estoy sintiendo visto o escuchado?, ¿siento que no valoras mi esfuerzo y mis ideas?

A veces el móvil del conflicto no es simplemente el discutir, sino es el sentir que no se es escuchado, así que analicemos bien lo que está pasando y hagamos algo para mejorar nosotros mismos. Los cambios se van a reflejar afuera si nosotros empezamos a cambiar las formas de comunicar. 

viernes, febrero 07, 2025

El juego del NO compromiso

No es una novedad que hablemos de "amor propio" o "empoderamiento" y que se confunda con tener tolerancia cero a cualquier conflicto etiquetándolo como "red flag" y terminar las relaciones.
Si sumamos a este hecho que en nombre de la "independencia" rechazamos ayuda, buena fé o galantería, vamos condenadas, sobre todo las mujeres a quedarnos solas.

Mucho se menciona que los hombres tienen miedo al compromiso, pero cada vez hay más mujeres que quieren "fluir" y no se comprometen a construir una relación consciente. 

Andamos ocupadas, pensando en lo que no hicimos ayer y lo que hay pendiente para mañana, que no vivimos el aquí y el ahora.
Construir una relación en serio es un trabajo, el amor se construye con el tiempo y en el tiempo, amar es conducta, verbo y hay que demostrarlo todos los días.
Yo llamo "pereza emocional" a no querer tener una relación consciente sino ocasional, tú en tu casa y yo en la mía.
Revisemos si quizá estamos llenas de miedos y eso no nos deja salir del círculo vicioso de andar de pareja en pareja con esa sensación de vacío que tratamos de llenar con cualquier cosa, pero que, al largo plazo nos va a cobrar factura.
Cómo bien decía mi jefe: "se llega a viejo demasiado pronto y a sensato demaciado tarde" y qué cierto es eso.
Trabajemos en nosotros mismos, es muy sano.

Conflictos en la oficina

¿Quién no ha tenido encuentros desafortunados, intercambios de palabras o incluso renunciado a un trabajo por incompatibilidad en la manera ...