domingo, marzo 27, 2005

Los Tres Pilares del Amor

Carlos Cuauthémoc Sánchez
Juventud en Éxtasis

LOS TRES PILARES DEL AMOR

Imagina que sobre una mesa triangular sostenida por tres patas, vas a intentar construir un enorme castillo. No te atreverías a pararte encima de esa mesa sabiendo que una de sus patas está rota, ¿o sí? Y mucho menos te atreverías a subir en ella a tu cónyuge y a tus hijos. Pues entonces revísalas hoy; la carencia o debilidad de un PILAR hará que tu vida amorosa se desmorone tarde o temprano provocando un doloroso desenlace...

El amor trascendente tiene tres características fundamentales. Sólo tres:

Primer Pilar: Intimidad Emocional

Ésta se da únicamente mediante comunicación profunda al compartir sin arreglos ni selecciones todos los sentimientos; al hablar con el corazón; al exteriorizar dudas, temores, ambiciones, sueños, preocupaciones, alegrías, penas; al confesar los yerros del presente y del pasado; al descubrir ante la persona amada el lado oculto (y desconocido por otros) de nuestro ser.

La intimidad emocional es confianza absoluta, complicidad, integración, alianza. Cuando ésta existe, se interpreta rápida y correctamente el lenguaje corporal, se detecta el verdadero estado de ánimo del compañero (desapercibido para los demás) aunque no haya vocablos de por medio. Y cuando se usan las palabras se hace de una forma única y especial, en un nivel de fraternidad distinto al que se da en la comunicación con el resto de la gente. Las riñas se disuelven cuando aún son incipientes porque al discutir se procura no causar daño, no herir. La "verdad" es el común denominador entre dos personas con intimidad emocional. En su trato la autoestima de ambos se ve grandemente favorecida pues saben darse su lugar el uno al otro, saben demostrarse aprecio y confianza sin límites. La comunicación profunda les permite no volver a sentirse solos, le da sentido a su mundo interior, propicia la formación de un universo exclusivo y, finalmente, cuando se alejan, ambos piensan y hablan bien de su pareja.

Este último punto es un barómetro interesante pues, aunque puedas fingirle cariño a alguien, en la soledad tú sabes muy bien qué es cierto y qué no lo es. De modo que si al alejarte físicamente de tu novio o novia priva en ti la sensación de lejanía emocional, si al no estar a su lado juzgas a tu pareja como tonta, inmadura o torpe; si estando a solas te ríes un poco de su recuerdo y, en ocasiones, hasta compartes esa burla con tus amistades o familiares, no existe en absoluto intimidad emocional.

Millones de matrimonios pasan la vida sin verdadera intimidad; platicando únicamente sobre asuntos superficiales y vanos: los niños, el trabajo, los problemas de la casa, la economía. .. Por ocuparse de lo evidente olvidan lo fundamental. Su relación de pareja se desvanece, se pierde.

Se dice que los hijos unen al matrimonio, pero esto, en muchos casos, es una gran mentira. Los hijos producen distracción y funcionan para los cónyuges como excelente excusa para evadirse mutuamente: ahora tienen problemas nuevos en qué entretenerse. Al nacer los niños, surge una aparente integración conyugal, pero es forzada, y cuando los hijos crecen y se van se dan cuenta de que lo que los mantuvo unidos durante todos esos años eran los circunstanciales vástagos. Entonces (¡qué ridículo e incoherente!), después de sacar adelante un hogar con sacrificios, después de toda una vida compartida, al hallarse a solas prefieren divorciarse física o mentalmente. Jamás hubo intimidad emocional. Su unión fue vacía, falsa, fingida. Un hermoso teatro que tenía como finalidad hacer creer a los demás que se amaban.

Segundo Pilar: Afinidad Intelectual

Las personas no están hechas sólo de emociones, están hechas también de IDEAS. Para nutrirse con los pensamientos de otro se requiere de una correspondencia intelectual capaz de permitir puntos de vista complementarios. Las personas pueden tener la capacidad de comunicarse íntimamente, pero si no poseen una forma similar de raciocinio respecto a los conceptos fundamentales como el trabajo, los valores, la religión, el sexo, la educación de los hijos, el tiempo libre, la organización familiar, etcétera, si no se enriquecen mentalmente durante su convivencia, terminan excluyéndose, el uno al otro, de gran parte de sus actividades. Pocas cosas alimentan más la llama del cariño que aportar ideas valiosas, desapercibidas para el otro.

En la medida en que alguien se ame a sí mismo podrá amar a su pareja, y la autoaceptación es un concepto que se da en la mente. Sólo siendo maduro intelectualmente es posible aceptar la individualidad e independencia del compañero, evitar los celos, el egoísmo, la posesión. Sólo con el juicio sereno y claro se es capaz de perdonar, ceder, dar otra oportunidad, aceptar los errores y estar dispuesto a permitir imperfecciones.

La pareja con afinidad intelectual tiene muchas cosas que compartir; lleva un ritmo de lectura similar, de estudio parecido, de trabajo creativo coincidente, se supera en armonía, crece y se ayuda recíprocamente. Los novios que son capaces de estudiar y hacer sus trabajos de verdad (no como una excusa para terminar revolcándose) son mucho más fuertes en su relación que los demás.

Tercer Pilar: Atracción Química

Si tienes con tu pareja intimidad emocional, puedes decir que es TU AMIGA; si además se complementan en ideas, puedes considerarla TU COMPAÑERA. Pero falta un último punto indispensable para anudar el lazo del amor: también debe poder llegar a ser TU AMANTE. Esto se consigue con la atracción química. Y no me refiero al gusto corporal, pues es frecuente considerar hermosa a una persona sin sentir ningún interés por ella. La apariencia es algo superficial y vano. Lo que enciende el magnetismo entre dos individuos no es un fenómeno físico sino químico. Sólo se da entre algunos. Tal vez no se trate de gente bonita, pero la química les permite ver más allá de lo visible y arder con la belleza que sólo ellos detectan. Cuando hay este tipo de hechizo, a las personas no les importa lo que los demás piensen respecto al físico de su pareja. Se sienten a gusto juntos porque se atraen realmente. Se besan y se tocan con gran espontaneidad, con verdadera pasión. Hay esa magia que los impulsa a estar cerca, el agrado mutuo producido por la voz, las acciones, el andar, la legitimidad, la forma especial y única de ser del otro. Finalmente no pueden evitar esa gran identificación sexual que se da, simplemente, sin que ellos lo planeen.

Si descubres una afinidad química NATURAL con tu pareja, lucha por conservarla. No basta con que aparezca al principio. Hay que evitar que se pierda con el paso del tiempo. Muchos casados se descuidan, comienzan a convivir mal vestidos y malolientes, permitiendo que se apague entre ellos la llama de la pasión.

En conclusión

El hombre está formado de EMOCIONES-INTELIGENCIA-CUERPO. Los tres pilares del amor. La pareja debe tener conexión adecuada en cada uno.

Antes de casarte haz un análisis minucioso de ellos. Si ya eres casado, revisa las grietas que puedan tener.

Al hallar algún problema detente y analízalo con tu pareja...
Luchen juntos por solucionarlo; no lo minimicen porque tarde o temprano la plataforma en que están parados se caerá por ese lado.

Ahora, recuerda que la relación se hace ENTRE DOS. Nadie puede rendir consideraciones a una persona que no las devuelve de la misma forma. Entre el hombre y la mujer se necesita la cooperación mutua. Una entrega que no es correspondida se convierte en suplicio. Los tres pilares no son para que los analices a solas sino en conjunto. Si tú crees que sientes pasión por alguien, si crees que te identificas emocional o intelectualmente y la otra persona no cree lo mismo de ti, no hay nada. Se
trata de una idealización, de una relación falsa. La intimidad emocional sólo existe al COMPLETAR EL CÍRCULO de una comunicación profunda; el desarrollo intelectual es un INTERCAMBIO de valores mentales de los dos. La atracción química
verdadera sólo se da cuando se combinan las vibraciones de AMBOS. Si crees estar enamorado pero mal correspondido, despreocúpate y olvídalo. No se trata de amor. Sólo es un capricho, un invento tuyo que terminará destruyéndote si te aferras a él.

jueves, enero 20, 2005

Sin ocio no hay negocio y … viceversa


Sin ocio no hay negocio y … viceversa

Por Hugo Marroquín

O dicho de otra manera: sin un real cultivo del discernimiento y renovación, a través del desarrollo de actividades cuya finalidad y valor están en sí mismas – actividades autotélicas, no hay trabajo o servicio que valga ofrecerse. Y sin la entrega de valor (oblatividad) a través de un servicio o acción libremente ofrecida, no es posible renovarse o recrearse en un proceso constante y de desarrollo permanente. Oblatividad viene de la palabra 'oblación' que significa don, entrega, servicio, aporte, oferta de valor.
Veamos. En la historia el tema surge, con carácter de rigor, desde los griegos, para quienes el ocio no era, sólo, un tiempo de descanso para poder seguir trabajando - como lo es ahora -, sino más bien el objetivo de una vida feliz. Para los griegos clásicos las actividades dedicadas al ocio significaban paz, tranquilidad, estudio, investigación por ello constituían la finalidad de la educación ejercitada en la escuela (sjolé). Para ellos, lo importante estaba en el ejercicio del ocio más no en el negocio que representaba su negación (neg-ocio = no ocio) no en sentido de estar en contra del ocio sino aceptándolo tal vez como un complemento secundario. Así escribe Aristóteles en 'Política': "La naturaleza humana misma busca no sólo el trabajar correctamente, sino también la capacidad de emplear bien el ocio. Este es, una vez más, el fundamento de todo."
Para los griegos este ocio se desplegaba en la theoría; es decir, en el ejercicio de la facultad de contemplar y pensar que contienen el potencial y posibilidad de asombrarse y por aquí, dice Aristóteles, se inició la reflexión filosófica.
Como bien nos recuerda Rul-lán, si en Grecia Aristóteles y Platón desarrollaron el concepto del ocio; en Roma, Séneca le dio un contenido de mayor alcance y con él se pasó del ocio al negocio. Séneca nos da razones importantes para dedicarle tiempo al ocio creativo y luego matiza la importancia de esta virtud con la necesidad de compaginarla con el negocio, es decir, de llevarla al trabajo cotidiano o servicio en el trato con los demás y la interacción con realidad natural circundante. Una razón que Séneca nos da es que la contemplación es nuestra actividad original ya que "…la naturaleza nos concedió un carácter curioso y consciente de su habilidad, y de su belleza; nos engendró como observadores de un magno espectáculo". Otra razón sería que "mediante el ejercicio del ocio creativo renovamos nuestra percepción muchas veces bloqueada en el trajín cotidiano..." con prejuicios poco realistas o irracionales.
Actualizando, se puede decir que la actividad del ocio creativo bien empleado debe ir acompañada de la acción creativa, pues no existe intuición, inspiración o reflexión sin actividad y … viceversa. Entonces, habrá que incorporar un nuevo término que será el fluir como integración creativa.
Y así en este breve recuento, se puede concluir a priori con apoyo, inicialmente, en los autores clásicos que es preciso integrar estos dos elementos de ocio y negocio a través del desarrollo de una actitud permanente de descubrimiento y acción, y ampliar los espacios de formación y desarrollo de manera que nuestras agendas también se recreen con actividades renovadoras dentro y fuera de la organización del trabajo.
Veremos, con ello, cómo tanto nuestro servicio como nuestra comprensión se renuevan y benefician recíprocamente, hasta llegar a equilibrarse y armonizarse en una actitud síntesis de valor permanente en cualquier espacio y circunstancia en que nos toque actuar.

ORGANIZACIÓN CAMPOVERDE
29 de noviembre 2004
El Consultor escribe.

El control de la tristeza según Daniel Goleman

En el libro "La Inteligencia Emocional" de Daniel Goleman encontré información muy valiosa sobre la tristeza. Quisiera compartirla...