Enric Corbera es el padre de la Bioneuroemoción y ayer en su seminario sobre "Un curso de milagros" realizó varias intervenciones con el público, la gran mayoría personas elegidas por él, pues observando gestos y posturas, él podía darse cuenta quien se familiarizaba con el tema que estaba tocando.
Fue abrumador el observar cómo repetimos los patrones de conducta de nuestros padres como quien calca un dibujo; mucha razón tiene Enric en decir que vivimos en Zombilandia, que andamos dormidos y que solo cuando queremos despertar la consciencia, es que rompemos patrones y cambiamos el destino que creemos nos corresponde.
Cuando nos conformamos, no solo sufrimos nosotros, sino que nos quitamos la oportunidad de recibir algo mejor, decía: "si tienes las manos llenas de dolor, resentimiento o apego ¿cómo haces para recibir lo bueno que el universo tiene para ti?, no tienes dónde ponerlo".
El miedo a tener más éxito que alguien de nuestra familia o pareja para no "opacarlo", quejarnos de la desidia de alguien cercano, es que estamos siendo desidiosos con nosotros mismos y proyectamos la frustración quejándonos del otro.
Cosas tan simples como andar preguntando ¿porqué me haces esto o aquello? cuando la persona hace cosas y nosotros somos los que dejamos que nos afecte de la peor manera. "Agradécele al que te hace daño, es un tesoro, porque te está enseñado cosas muy valiosas" y la consecuencia -si es que sabes sacarle provecho a ese momento- es volverte una mejor persona y tomar conciencia real de lo que quieres y no quieres para ti, de lo que mereces y no, de lo que tienes que trabajar en ti mismo para llegar a donde realmente deseas y no seguir "dormido".
No es una tarea fácil, es un trabajo de conciencia al 100%, que agota emocionalmente , pero no se compara con el agotamiento de años de sentir dolor, incomprensión y que no eres importante, cuando la verdad de la milanesa es que tu te crees poco importante y te dejas para después.
Reflexionemos, y empecemos a analizar lo que duele porque ese dolor, nos lo estamos ocasionando nosotros mismos.
El miedo a tener más éxito que alguien de nuestra familia o pareja para no "opacarlo", quejarnos de la desidia de alguien cercano, es que estamos siendo desidiosos con nosotros mismos y proyectamos la frustración quejándonos del otro.
Cosas tan simples como andar preguntando ¿porqué me haces esto o aquello? cuando la persona hace cosas y nosotros somos los que dejamos que nos afecte de la peor manera. "Agradécele al que te hace daño, es un tesoro, porque te está enseñado cosas muy valiosas" y la consecuencia -si es que sabes sacarle provecho a ese momento- es volverte una mejor persona y tomar conciencia real de lo que quieres y no quieres para ti, de lo que mereces y no, de lo que tienes que trabajar en ti mismo para llegar a donde realmente deseas y no seguir "dormido".
No es una tarea fácil, es un trabajo de conciencia al 100%, que agota emocionalmente , pero no se compara con el agotamiento de años de sentir dolor, incomprensión y que no eres importante, cuando la verdad de la milanesa es que tu te crees poco importante y te dejas para después.
Reflexionemos, y empecemos a analizar lo que duele porque ese dolor, nos lo estamos ocasionando nosotros mismos.
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