En toda relación afectiva ya sea de amistad, de pareja, familiar o de trabajo, hay momentos en los que hacemos daño o nos hacen daño la mayoría de veces sin querer.
Digo en la mayoría de veces, porque en algunos casos, sobre todo cuando hay afectos intensos de por medio y sentimos mucho dolor, hay cierta tendencia a querer que el otro sienta lo mismo.
Últimamente me tocó ahondar un poco en el perdón de pareja, que es algo un poco difícil de hacer cuando el amor está desgastado, cuando la confianza es poca, la soledad empieza apoderarse de uno y no te deja pensar con claridad.
Me parece algo difícil perdonar sin involucrarse nuevamente, porque cuando uno perdona de verdad y está en su zona de paz, quiere estar feliz y esa felicidad la quiere transmitir por todos lados y quizás, a veces siente la falsa sensación, de que la otra persona está en sintonía y cómo cambia un poco su actitud por la misma emoción, asumes que las cosas van a solucionarse.
Entonces cómo perdonar, estar en tu zona de paz y tener la conciencia tan bien puesta, que no quiera el corazón involucrarse sentimentalmente, pues parte de perdonar es aceptar al otro como es y entender que lo único que podemos cambiar es lo que sale de nosotros y no lo que está fuera.
Finalmente llego a la conclusión que, para curar tiene que haber separación total, para que cada uno cure sus heridas, para que tu mente no entre en un bucle de ansiedad por la presencia de la otra persona y quizá, por qué no, llegues a darte cuenta que esa persona te enseñó suficiente y es momento de reencontrarte contigo mismo.
Las soluciones vienen desde dentro de uno mismo, si bien las personas nos enseñan todos los días con su proceder, si sentimos o pensamos que ya aprendimos, es momento de volar. Me resuena "el universo te mandará la misma situación una y otra vez hasta que aprendas lo que viniste a aprender..."
Intentémoslo sin miedo, lo peor que puede pasar es que vamos a aprender.
Finalmente llego a la conclusión que, para curar tiene que haber separación total, para que cada uno cure sus heridas, para que tu mente no entre en un bucle de ansiedad por la presencia de la otra persona y quizá, por qué no, llegues a darte cuenta que esa persona te enseñó suficiente y es momento de reencontrarte contigo mismo.
Las soluciones vienen desde dentro de uno mismo, si bien las personas nos enseñan todos los días con su proceder, si sentimos o pensamos que ya aprendimos, es momento de volar. Me resuena "el universo te mandará la misma situación una y otra vez hasta que aprendas lo que viniste a aprender..."
Intentémoslo sin miedo, lo peor que puede pasar es que vamos a aprender.
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