Esta situación de pandemia, en la que empresas de todo nivel están sufriendo los estragos del aislamiento social, ha sumado más que cambiado el concepto de lo que es ir a trabajar, los horarios son más difíciles de manejar y literalmente, a veces vives con tus compañeros de trabajo más que con los que tienes al costado.
En el caso de las personas administrativas, como un contador, un maestro o alguien del rubro del coaching, entre otros; de alguna manera hemos encontrado, una forma de reinventar nuestra dinámica de trabajo y comenzar a pensar más en lo que tenemos a la mano, dejando de centrarnos en lo que no podemos hacer o cambiar.
Sin embargo, hay personas que su trabajo si o si involucra estar en un lugar: un técnico, un minero, un médico, un trabajador de planta o un cocinero, por decir algunos de los miles de oficios que existen; y es muy dura la expectativa día a día, el miedo a esa llamada de Recursos Humanos o de su Jefe, ese vacío en el estómago que es una suma de miedo, esperanza y ansiedad que es difícil de manejar.
En una charla virtual en la que estuve decía algo que es muy cierto: "El mundo que dejaste antes de la cuarentena ya no existe, hay que tener un plan B, revisa tus habilidades, accede a todos los cursos gratuitos que puedas, reinvéntate...", suena bonito y fácil, cuesta trabajo pero hay que hacerlo de una u otra manera.
Si te pidiera que cerraras los ojos e imaginaras que tienes delante a tus padres o tu referente de figura paterna (si no viviste con Papá y Mamá), y pensaras en tres habilidades que admirabas de cada uno de ellos y que sientes que tú las tienes; (ayuda que los escribas en un papel, son 6 en total, tres de cada uno) ¿te puedes dar cuenta que hay recursos dentro de ti?, ¿qué te aportaron?, ¿cuáles de esas habilidades te ayudaron a llegar a dónde estás?. Si fue una infancia con violencia, ahora como adulto interprétala como fuerza, ¿es una de tus habilidades la fortaleza?.
Sería genial poder solucionar este asunto al corto plazo, no es ahora factible, pero, lo que si es factible es pensar en qué cosas eres bueno, qué es lo que tu entorno cercano te dice: "tu deberías hacer o ser... " y quizá sea un buen momento (ahora hay tiempo) para replantear tu vida y empezar a diseñar una nueva, con toda esa experiencia que tienes.
Un despido no es una derrota, es la oportunidad para hacer las cosas de una manera mejor y diferente. Ojo, se que el no tener ingresos es algo muy complejo, lo he vivido en carne propia y con hijos pequeños; pero si empezamos a entender que debemos de salir del victimismo (el "pobre de mi") y empezar a pensar, hablar con las personas que nos conocen, recordar que querías ser de niño y comenzar a crear un "nuevo tú", más cuajado, más maduro, centrado en tus habilidades, en tus destrezas, en lo que amas y escribirlo. (si tienes un entorno negativo te recomiendo que lo hagas solo).
Si elevas tu vibración, subes tu ánimo y dejas de bloquearte emocionalmente; te abres a las infinitas posibilidades y empiezas a ver la oportunidades que la vida, el universo o Dios (como lo sientas) tiene para ti. La esperanza es lo último que se pierde, eres un ser humano único y lo que tienes para dar es igualmente único.
Encuentra ese tú y trabaja en pulirlo. "Hacer las cosas bien o hacerlas mal cuesta lo mismo" me decía mi Jefe, hazlo bien. No hacer nada es imposible, porque hasta quedarte tiradote en el sillón ya es hacer algo: estar tiradote en el sillón.
Espero que esto te haga ver lo que la cotidianidad no te deja. Inténtalo.
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