viernes, marzo 26, 2021

Las rupturas son nuevos comienzos

Vivir ya de por sí es un nuevo comienzo. Cuando abrimos los ojos al despertar, no importa que tan organizada tengas la agenda, si algo sucede, se te descuadra el día y hay que acomodarse.

En la oficina: alguien renuncia, recortan personal, te mandan a tu casa y hay que acomodarse de nuevo. Recuerda que desde pequeños lo hacíamos cuando se mudaba un amigo o llegaba uno nuevo. El cambio es lo único que nunca cambia.

Cuando somos adultos y nos acostumbramos a algo o a alguien, tenemos un plus que es el apego y mientras pasan los años, llegan los 40s, empiezan las inseguridades y la necesidad de reinventarte; ya sea por hormonas, por arrugas y canas o por lo que quieras.

Si buscamos soporte, tomamos las cosas con calma y nos rodeamos de personas con mentalidad positiva, el trance se vuelve más llevadero y enriquecedor.

Acabo de pasar por una ruptura matrimonial, como mujer tuve un proceso algo largo y definitivamente es duro, pero la situación es mucho más manejable cuando buscamos un ¿cómo salgo de aquí? y lo que es más complejo ¿cómo me reinvento?.

Normalmente hemos entrado en una rutina en la que para que no duela, comenzamos a normalizar el maltrato (que te insulten o que no te hablen es doloroso igualmente), comenzamos a decir frases como: "no me habla, me grita o me dice tal cosa, pero no le hago caso", para justificarnos cuando el inconsciente le hace caso y luego revientas en ira porque alguien no lavó un plato. ¿Te suena?.


Después empiezas a abandonar sueños, metas, como si te apagaras o te refugias en salir con gente: a olvidar para "no sentir", pero si no estás acompañada, sí sientes y huyes de ti misma. 

Cuando tienes hijos duele más, a veces económicamente no eres independiente (como es mi caso) y le das mil vueltas al tema: dónde voy, cómo pago, cómo hago con mis hijos y mil preguntas que te atormentan, te tiras para atrás y sigues viviendo tu vida al lado de alguien que tampoco te quiere a su lado.

No sé si es en todos los casos, pero en muchos, los hijos prefieren padres separados y contentos que juntos y en guerra todo el tiempo. Es desgastante para un niño sentir la tensión de que en cualquier rato va a haber pleito, con secuelas en el desempeño escolar inclusive y que formen en su cabeza ese concepto de "sacrificio por ellos" que lejos de sentirse agradecidos se sienten culpables y no quieren saber nada de matrimonio, ni hijos, porque su referente es una situación de conflicto, tristeza y resentimiento.

No sugiero nada con este post, solo te cuento que tuve que pasar por eso y cuando vas soltando te das cuenta que no es una historia con héroes y villanos, sino con dos personas que dejaron en enamoramiento, aprendieron lo que tenían que aprender el uno del otro, no sólo a ser mejores personas y más sabias sino también, qué rasgos no quiero imitar de este ser que alguna vez complementó mi vida. 


Solo queda agradecimiento, queda experiencia, queda aprendizaje y nuevas ganas de vivir. Entender que no eres una fracasada porque no lograste una familia como la de tus padres o las que te vende Disney. Lograste una familia distinta, porque la armaste con  personas diferentes y sigue siendo tuya, solo que como pareja, ya no habrá vínculo marital, pero seguirán siendo los padres de los chicos.

Lo que has leído es mi vivencia personal y mi perspectiva de las cosas, pero que si pasas por una situación similar a la mía, quizá algo cale y te ayude a poner en la balanza si aún vale la pena arreglar las cosas o si ya es momento de desempolvar tus alas.

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