Se acabó la virtualidad casi al 100 % en la mayoría de los colegios en el Perú y esto viene acompañado de muchas situaciones complejas y de adaptación que a veces no se pueden manejar; tanto del lado de los padres como del lado de los maestros y los directores de los diferentes centros educativos.
Tuve la oportunidad de acompañar en clases virtuales a mi sobrino de segundo grado el año pasado y habían muchos niños que querían contar: que el abuelito se murió, que el tío se murió, que el papá estaba grave y no había manera de que la profesora pudiera ser contención en 40 minutos que tenía de clase, sobre todo ser contención delante de 20 niños más.
Conversando con dos profesoras de nacionalidad europea, comentaban que otro problema es que los padres se acostumbraron a hacerle las tareas a los hijos chicos, sobre todo los primeros grados de primaria y cuando han vuelto al colegio inclusive escribir se volvió un dolor de cabeza.
Para no hacer largo y aburrido este Post, tenemos dos temas distintos muy complejos y que ahora hay que solucionar, porque no se puede regresar el tiempo y a pesar de las mil veces que los maestros pedían por favor a los papás, que dejaran que sus hijos hicieran sus cosas solos, hicieron caso omiso y los perjudicaron de la peor manera; según ellos los ayudaban, pero en realidad los estaban convenciendo que no eran capaces de hacer sus propias tareas, así de duro.
Hoy la presencialidad es una ventaja, pero estos dos años han representado un atraso en el desarrollo escolar y no tanto porque las clases hayan sido a través de la compu, sino que ha quedado en evidencia que en muchos hogares no hay rutinas de estudio, soporte escolar adicional, horarios establecidos e inclusive normas de convivencia.
Se notó que en muchos casos el miedo de Mamá o Papá al error lo trasladaron a sus hijos y las tareas eran perfectas y sin fallas, pero no eran 100% el esfuerzo del niño; todo para que saque una nota alta y apruebe.
Hay dinámicas desde sesiones de meditación guiada, mandalas y grupos de enfoque, hasta sesiones individuales donde los tutores pueden utilizar herramientas de coaching educativo para sobrellevar este tipo de situaciones de una manera asertiva y eficiente.
Recuerden que escolares que tienen miedo a equivocarse, son universitarios que nunca preguntan y colaboradores en empresas que no aportan nuevas ideas; todo por miedo a ser juzgados por un error. Dejemos de juzgar a los chicos por lo que no saben hacer bien y ayudémoslos a mejorar sin entorpecer su proceso de aprendizaje.
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