Candil de la calle, oscuridad de su casa


Desde la Neurociencia

El cerebro humano está diseñado para la supervivencia social. La neurociencia social explica que actuar para extraños activa de forma intensa el sistema de recompensa (núcleo accumbens), liberando dopamina al recibir validación externa. En casa, donde los vínculos son estables y "seguros", el cerebro entra en un estado de "ahorro de energía" o habituación. Al no haber una novedad que estimule la dopamina, la persona no siente el mismo impulso químico por esforzarse.

Desde la Psicología Clínica

A menudo se trata de una falla en la autoestima o un mecanismo de defensa llamado compensación. El individuo busca en la calle la aprobación que no siente tener dentro de sí mismo. En casos más complejos, puede haber un rasgo de personalidad narcisista o un estilo de apego ansioso-evitativo: son encantadores con los desconocidos para evitar el rechazo, pero se cierran emocionalmente con su familia porque la intimidad real les genera vulnerabilidad o miedo.

Desde el Coaching

Se observa una falta de alineación de valores. La persona ha puesto su "valor de estatus" o "reconocimiento social" por encima del valor de "familia" o "legado". El coaching identifica esto como una ceguera hacia el propósito de vida, donde se confunde el "hacer" (ser útil fuera) con el "ser" (quién soy para los míos).

Tres Conductas Comunes

  1. La "Máscara Social" Agotada: Llegan a casa y se encierran en el silencio o el celular. Han gastado toda su batería social siendo simpáticos fuera y no queda "voltaje" para escuchar a los hijos o a la pareja.

  2. Servilismo Selectivo: Son los primeros en ofrecerse para organizar una mudanza de un vecino o trabajar horas extra gratis, pero postergan meses arreglar una gotera en su propia casa.

  3. Irritabilidad en el Refugio: Mientras que en la calle son la definición de la paciencia, en casa tienen una "mecha corta". Cualquier petición familiar se percibe como una exigencia abrumadora.

Impacto cuando es uno de los Padres

Cuando un padre o madre es "candil de la calle", el daño emocional en los hijos y la pareja es profundo:

  • Sentimiento de Invalidez: Los hijos crecen sintiendo que no son "suficientemente importantes" para merecer el mejor lado de su padre/madre.

  • Resentimiento en la Pareja: Se genera una sobrecarga de tareas en el cónyuge, quien debe sostener el hogar mientras ve cómo su pareja regala su tiempo a otros.

  • Confusión Identitaria: Los hijos ven que el mundo admira a su progenitor, lo que les hace dudar de su propia percepción ("Si todos dicen que es tan bueno, el problema debo ser yo").

¿Qué puede hacer el entorno para ayudar?

Si quieres fomentar un cambio, la confrontación agresiva suele cerrar más las puertas. Prueba estos enfoques:

  1. Refuerzo Positivo de la Identidad Familiar: En lugar de criticar lo que hace fuera, resalta cuando haga algo mínimo dentro. "Me encanta cuando te ríes con nosotros, nos haces sentir muy especiales". Esto intenta activar la dopamina del cerebro en el entorno familiar.

  2. Establecer "Contratos de Energía": Hablar honestamente sobre la administración del tiempo. "Entiendo que ayudar a tu amigo es importante, pero necesitamos que guardes un 20% de esa energía para la cena de hoy". Ayuda a que la persona tome conciencia de su recurso limitado.

  3. Hacerle sentir "Líder" en Casa: A veces estas personas actúan fuera porque sienten que ahí tienen poder o respeto. Involucrarlos en decisiones familiares dándoles un rol de importancia (no solo de ejecución de tareas) puede motivarlos a "brillar" también dentro.



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