El repetir patrones de los padres es algo que ocurre, pues el ejemplo enseña más que las palabras; pero ocurre a veces que a pesar de no haber sido criado por tus padres biológicos, tienes reacciones que no comprendes por qué ocurren.
Elsa Punset cita en su libro "Brújula para Navegantes emocionales": "Un equipo de científicos del Instituto de Investigación del Cerebro de la Universidad de Zurich ofreció en 2014 la clave: su trabajo sugiere que pequeños fragmentos de ADN en los espermatozoides pueden transmitir a futuras generaciones la huella que nos deja el medio ambiente. Son patrones emocionales ajenos que, sin embargo, conforman poderosamente nuestra forma de sentir y vivir la vida diaria.
Con ellos aprendimos que ciertas emociones son lícitas y otras no. Y en función de ello respondemos a la vida con patrones emocionales aprendidos en la infancia. Por eso es fácil que cada día nuestro hogar se parezca más al hogar de nuestros padres."
No todo es malo, sin embargo los avatares de la vida nos llevan a modificar patrones para adaptarnos a las situaciones que vivimos en el día a día. Los problemas de hace 30 años no son los mismos que los que enfrentamos hoy.
Como la información queda en el inconsciente, sale a la luz como burbujas en una tetera ante los estímulos de la vida y no entendemos porqué reaccionamos de cierta manera, pero si no hacemos consciente que podemos estar evocando el recuerdo de una vivencia que no es nuestra podemos entrar en juicios y culpas, enfrascándonos en el "no sé por qué soy así".
Algo en lo que no caemos en cuenta los padres es que somos los maestros de gestión emocional de nuestros hijos, que nadie nos enseña a gestionar nuestras emociones o sea, somos como "analfabetos emocionales" dando el ejemplo a una generación que no tiene idea de cómo gestionarse.Aprender a reconocer nuestras emociones es el primer paso para gestionarlas, que no es no sentirlas, es saber qué hacer con ellas. Gracias a la plasticidad del cerebro podemos aprender a reconocer nuestras emociones desde la niñez y desarrollarlas a lo largo de la vida para una vida sana en sociedad.
"Comprender o vislumbrar el porqué de nuestras vidas puede transformarlas". Elsa Punset.
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