Eso podría ser un patrón emocional llamado Síndrome de Tarzán: una tendencia a no soltar una relación hasta tener otra asegurada. Como el personaje que salta de una liana a otra sin tocar el suelo.
En el último episodio del podcast que grabé junto a Magaly Mora, exploramos este fenómeno desde tres enfoques: la neurociencia, la psicología y la sociología.
¿De dónde viene?
Este síndrome tiene raíces en la infancia. Niños que crecieron con vínculos inestables, falta de afecto o padres emocionalmente ausentes, pueden desarrollar un miedo profundo al abandono. Esa herida no resuelta se traduce en una dependencia afectiva camuflada: “si me aman, valgo; si me quedo sola, me pierdo”.
¿Qué consecuencias tiene?
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Saltar de relación en relación sin introspección.
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Idealizar vínculos rápidamente.
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Dificultad para establecer límites.
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Desgaste emocional, vacío existencial.
Desde el punto de vista neurológico, el cerebro se vuelve adicto a la dopamina del enamoramiento, evitando el dolor del duelo. Socialmente, la presión por estar siempre acompañado/a refuerza este patrón.
🧬 DESDE LA BIONEUROEMOCIÓN
La bioneuroemoción parte de la idea de que todo conflicto emocional repetitivo tiene un origen inconsciente, muchas veces relacionado con:
1. Programas heredados (transgeneracional):
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El miedo a estar sola puede estar vinculado a historias de mujeres del clan que fueron abandonadas, viudas jóvenes, madres solteras rechazadas o excluidas.
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Saltar de relación en relación puede ser una forma de evitar repetir ese "destino".
🔁 “Yo no puedo estar sola porque si estoy sola, algo malo me va a pasar” → programa inconsciente.
El miedo a estar sola puede estar vinculado a historias de mujeres del clan que fueron abandonadas, viudas jóvenes, madres solteras rechazadas o excluidas.
Saltar de relación en relación puede ser una forma de evitar repetir ese "destino".
🔁 “Yo no puedo estar sola porque si estoy sola, algo malo me va a pasar” → programa inconsciente.
2. Conflicto biológico-emocional no resuelto:
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El vínculo afectivo se vuelve una biodependencia emocional: sin pareja, el sistema percibe que no está a salvo.
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El cuerpo activa mecanismos de estrés cuando no hay un "otro" que lo regule.
El vínculo afectivo se vuelve una biodependencia emocional: sin pareja, el sistema percibe que no está a salvo.
El cuerpo activa mecanismos de estrés cuando no hay un "otro" que lo regule.
3. Necesidad de reparación:
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Muchas veces, una persona busca “completar” a través de la pareja lo que no recibió de la figura materna o paterna.
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El salto entre vínculos intenta cerrar una herida original… que no se sana con otro, sino al mirarla de frente.
Muchas veces, una persona busca “completar” a través de la pareja lo que no recibió de la figura materna o paterna.
El salto entre vínculos intenta cerrar una herida original… que no se sana con otro, sino al mirarla de frente.
¿Cómo se trabaja?
Aquí te comparto 5 claves para empezar a sanar:
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Reconecta contigo: trabaja tu amor propio, dedícate tiempo.
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Sostén el vacío: permite que el silencio te enseñe.
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Revisa tus creencias: estar solo no es sinónimo de abandono.
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Sana tu infancia emocional: trabaja tu niña interior.
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Crea dopamina natural: ejercicio, meditación, gratitud.
🌱 Soltar no es el fin. Es el verdadero comienzo.
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