lunes, agosto 17, 2020

Duelos en tiempos de Covid

Me había propuesto desde inicios de la pandemia enfocarme más en ayudar a las personas a mantener el ánimo y así el sistema inmunológico no les jugara una mala pasada.

Hace muy poco, un familiar me contaba que escuchaba entre sollozos a alguien que quería mucho; contarle que toda su familia estaba muriendo por COVID y que por más que trataba de ser la contención de todos ya no podía más.

Me preguntaban cómo hago para darle un poco de paz y tranquilidad a estas personas que quiero tanto pero que ven a sus familiares morir uno por uno e inclusive diciendo frases como: ¿por qué no me enfermé yo en su lugar?.

Cuando mis hijos eran pequeños y mi abuela estaba muy enferma, yo tenía que prepararlos para su partida, ellos eran bastante pegados a su bisabuela, así que recordé un programa de televisión para niños de un pingüino que se llamaba Paz y explicaban a la muerte de un ave que cayó del árbol así: "El cuerpo de esta ave ya no puede funcionar correctamente, ha llegado un momento en el que ya no responde y tenemos que dejarlo ir".

Mi abuela tenía cáncer y había perdido más del 70 % de su capacidad respiratoria, utilizaba oxígeno la mayor parte del día hasta que ya su cuerpo no pudo más. Mientras los preparaba para la partida de la Mamama les decía que eran niños muy afortunados, que habían podido disfrutar de una bisabuela que los amaba profundamente, que jugaba con ellos con piedritas, armando rompecabezas o haciendo muñequitos con plastilina.

Aparentemente lo entendieron, pero mi hijo mayor, el más pegado a ella; cada cierto tiempo lloraba sin razón aparente, muy bajito y yo le preguntaba qué había pasado y me decía: "es que extraño mucho a mi abuelita Amparito".

Hay personas que con decirles que ahora tienen un ángel en el cielo sienten un poco de paz, otros creen que su energía en el universo va a continuar, ya no en forma humanoide pero que los va acompañar; si alguien habla de árboles genealógicos dirá que en su memoria transgeneracional habrán recuerdos, creencias y emociones que formaron parte de su vida; el que cree en la reencarnación quizá dirá que ojalá en su próxima vida se vuelvan a encontrar y etc..

Es difícil dar consuelo a las personas, y si me preguntas que te recomiendo: escúchalas, abrázalas, si hay la restricción de que no puedes tocarlo, haz una videollamada quizá solo dos veces por semana, tú conoces mejor esta persona, pero escucharla, préstale atención, mírala a los ojos aunque sea a través de una pantalla; evitemos decir qué es lo que tienen que hacer o como se tienen que sentir, sean punto de apoyo, sean soporte; es bien difícil no querer ofrecer la respuesta perfecta para una situación como esa; si viviste una similar, podrías decir lo que hiciste tú para superar o lo que estás haciendo en estos momentos, pero recordar que cada persona tiene su proceso, tiene sus tiempos, tiene sus maneras y el hecho de que sepa que siempre vas a estar para ella va a ser una gran ayuda.

Si cuesta demasiado un duelo, es mejor tomar un poco de valor y buscar a un especialista, alguien que de una luz, herramientas o métodos para superar la situación y tener bien en claro, que no pensar todo el tiempo en un ser querido que ya no está, no te convierte en una mala persona; superar un duelo no es olvidar, es entender la no presencia física y agradecer todo lo que ese ser te dio hasta el final.


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