viernes, octubre 30, 2020

Eres lo que quiero creer

La etapa del enamoramiento es increíble, la cantidad de cosas que ocurren en el cerebro, el sin número de emociones que se vuelven síntomas, el vivir con la adrenalina a tope, con las hormonas revueltas; eso es lo que todos recordamos haber sentido alguna vez o por lo menos la gran mayoría de nosotros.
Pero... porque siempre hay un pero, entramos en conflicto cuando por estar llenos de químicos, la objetividad es pobre y empezamos a idealizar a la persona que tenemos al lado.
Es gratificante ver que la otra persona tiene grandes virtudes y mucho bueno para dar, el problema está - yo creo - en dos frentes: el primero es que "ninguneamos" los defectos y la segunda es que si realmente vemos el defecto, pensamos que va a cambiar con el tiempo.
Como dice el dicho: no existe el hombre perfecto y si existe está buscando en la mujer perfecta... así que a mí, no me está buscando.
Pero cuándo las formas de manejarse por la vida de la pareja dañan la autoestima, el amor propio, la seguridad en uno mismo o anula como persona a la pareja;  definitivamente no vale la pena empeñar el alma por besos apasionados y 5 minutos de te quieros.

La vida me enseñó que una pareja es como un socio en un negocio; si bien cada quien tiene su función, ambos pueden suplir el uno al otro en cualquier momento, trabajan en equipo, tienen planes en los que cada uno los ejecuta por su lado pero tienen un solo objetivo común, tienen un propósito como pareja.

Otra cosa que aprendí, es que la gente te quiere como puede y no como tú quieres y cuando logras entender eso se hace mucho más fácil la convivencia.

En un post que hice hace bastante tiempo atrás, Los tres pilares del amor, explica el autor de una manera muy fácil de entender, que para el amor se necesitan más que emociones constantes, que una buena relación -por lo menos una sólida- requiere estar basada en una parte emocional, una parte intelectual y una parte física, las 3 alineadas e igualmente importantes.
Este post no es para desanimar a nadie, más bien es para encontrar todas esas oportunidades de mejora para que una relación sea buena sea linda y sea fuerte.

Recordar que lo ideal es buscar uno la felicidad y si aparece algún compañero que la quiera compartir e invitarnos de la suya bienvenido sea pero nunca pretender que mi felicidad dependa de otra persona.

Seamos responsables de nuestras vidas y de nuestras emociones, la persona correcta llegará para potenciarnos y nosotros ayudarla a crecer.



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