Tanto en la vida personal, con nuestros hijos y en el trabajo, muchas veces se nos ocurren ideas innovadoras y tenemos una especie de certeza que no podemos explicar de qué van a funcionar; sin embargo ya sea por emoción o porque solamente es una idea, cuando la transmitimos puede tener ciertas reacciones negativas o pueden no comprender claramente lo que estamos proponiendo.
Hace poco armando capacitaciones nos dimos cuenta de la importancia de ponerle una estructura entendible para cualquiera a nuestras ideas "locas", era una excelente manera de tenerlo muy claro nosotros mismos y que sea entendible para el resto; además la estructura que vamos a crear ayuda a que podamos ir mejorándolo con el paso del tiempo.
Hay una metodología que me encanta que se llama SMART por sus siglas en inglés y tengo un gráfico que lo hace muy fácil de entender.
Pongamos un ejemplo práctico: imaginémonos que necesitamos perder peso pero siempre termina en el mismo círculo vicioso entonces creemos un objetivo SMART.¿Qué quiero? Perder peso
¿Cuánto? 10 kilos
¿Cómo? Haciendo 30 minutos de ejercicio diario y comiendo una porción del tamaño de un puño de carbohidrato en mi almuerzo y la mitad del plato con verduras.
¿Para qué? para estar saludable y verme más linda.
¿Cuando? en agosto del 2021 (5 meses)
¿Cómo nos puede ayudar este objetivo?
- El qué quiero lograr es una pregunta poderosa.
- Tener conciencia de que debo bajar los 10 kilos, pues tuve que pesarme y entendí que algo hay que cambiar sino voy a enfermar.
- El ¿cómo? me da el método para conseguirlo, y puedo irle sumando más acciones (que no sean más de cinco para cumplirlas todas)
- El ¿para qué? es el alma de mi objetivo, la motivación intrínseca (que depende de mi y me beneficia directamente), es lo que nos mueve de la rutina aburrida para lograrlo.
- La pregunta ¿cuándo? me pone fecha límite; ahora, puede ocurrir que estemos cerca a agosto y me falte un poco más de tiempo, entonces modifiquemos la fecha, pero siendo conscientes, no para sentarnos, relajarnos y no hacer nada para cumplir el objetivo.
La respuesta a la pregunta ¿cuándo? tiene una gran importancia porque debe guardar relación con la realidad, pero a la vez no debe ser tan complaciente como para que nos durmamos en el proceso. A veces el optimismo nos juega en contra y empezamos a entrar en estrés porque se acerca la fecha y no estamos cumpliendo o ponemos una fecha muy lejana y abandonamos el proceso sin concretar nada.
Si vemos que algo anda mal y no concuerda con lo que estamos viviendo, hagamos un alto, nada está escrito en piedra, pero si vamos a modificar la fecha del logro del objetivo hagámoslo a conciencia, con responsabilidad, porque no existe objetivo grande ni pequeño y si nos acostumbramos a tener cierta disciplina en lo cotidiano, cuando se nos presenten grandes desafíos vamos a saber cómo organizarnos y cómo responder.
¿Armas tu objetivo?
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