domingo, febrero 21, 2021

El cliente fiel


Desde niña me gustó la venta, cuando tenía como 9 años me gustó la venta y era emoción total para mi poder ver la cara de felicidad del cliente cuando se llevaba lo que yo vendía.
Ahora, algunos años después, luego de haberme capacitado en venta directa y fidelización del cliente - y haber hecho capacitaciones, la teoría dice que la venta es como un coqueteo, es como enamorar a alguien demostrando que lo que necesita es lo que yo tengo para ofrecer.

A las personas no les gusta que les vendan pero si les gusta comprar y algo que siempre me ha gustado es ahondar en lo que necesita el cliente.

Si bien la emoción de la compra dura pocas horas, pues lo "rico" está en comprar, pagar y saberlo tuyo aunque la emoción vaya disminuyendo con el tiempo. Pero  algo que no debe pasar es llegar a casa, mirar bien el producto y sentir que no fue una buena compra.



Ahora, más complejo con los intangible como capacitaciones,  procesos de coaching o terapias, clases de lo que sea; donde la medida de satisfacción del cliente es tan subjetiva como personas existen en el mundo. Pero hay algo que no cambia, no importa el rubro y es que tu propuesta de valor  sea honesta y trascienda más allá del bien o servicio que des.
He vivido de casos de clientes que se volvieron mis grandes amigos y eso comprueba otra frase que aprendí de Olga Gil:  "Vender es ayudar". Cuando comprendemos esto tan simple pero tan complejo a la vez, caemos en la cuenta de que el mercado necesita algo como lo que nosotros tenemos o damos y nosotros a ellos.

Un cliente feliz trae diez nuevos, uno descontento espanta a cien, así que decide bien cual es tu propuesta de valor, cual es la diferencia entre lo que tú tienes o das y el mercado. 

Si ya lo tienes claro, entonces lánzate. Allí nos vemos emprendedor.

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