¿Qué es la sobreprotección?
La sobreprotección nace del amor... pero también del miedo. Es un intento de evitar cualquier sufrimiento en nuestros hijos, anticipándonos a sus errores, decisiones y caídas. Sin embargo, proteger en exceso puede convertirse en un obstáculo para su desarrollo emocional y su autonomía.
¿Qué ocurre en el cerebro del padre sobreprotector?
En el cerebro adulto, la sobreprotección activa zonas relacionadas al miedo, como la amígdala, y el sistema de recompensa: cada vez que evita un riesgo para su hijo, experimenta alivio. Pero esta protección se convierte en una adicción emocional que bloquea el desarrollo del hijo.
También hay causas psicológicas: miedo a repetir la propia historia, culpa no resuelta o baja autoestima que se compensa “dando todo”.
¿Qué consecuencias tiene en los hijos?
Cuando los hijos crecen sin enfrentar frustraciones ni tomar decisiones, su cerebro no desarrolla plenamente áreas clave como el córtex prefrontal. En la adultez, esto puede traducirse en:
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Miedo a equivocarse
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Falta de iniciativa
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Dependencia emocional
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Baja tolerancia a la frustración
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Sensación de vacío o inutilidad
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Expectativa de que alguien más les resuelva la vida
¿Cómo evitar caer en este patrón?
Criar no es controlar, es acompañar. La clave está en permitir el error como parte del aprendizaje, confiar en la capacidad de los hijos y trabajar las propias heridas para no educar desde el miedo.
Conclusión
La sobreprotección impide que nuestros hijos desarrollen alas. Amar también es soltar. Y confiar es uno de los actos más profundos de amor consciente.
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