La definición de duelo, ya sea por fallecimiento de alguien, un divorcio (la muerte del amor), un cambio de trabajo, una mudanza etc., varía de persona en persona.
Básicamente es aceptar que nuestra vida va a ser diferente de ahora en adelante. Es como salir por una puerta y entrar a un cuarto desconocido, ajeno y muchas veces solitario.
El duelo es un camino, con varias paradas, algunas demoran más que otras pero, hay que vivirlas todas para llegar a la recta final que es la reinversión.
Cuando llegamos a esta última etapa, que no es olvidar, sino aceptar completamente esta nueva forma de vivir, se puede sentir paz.
Ante el dolor, el cerebro va a buscar soluciones muy extrañas a veces y confusas para el entorno, con el único objetivo de protegerse y poder seguir adelante. No podemos juzgar a nadie por eso, pero con un poco de teoría, sí podemos manejar nosotros de la mejor manera nuestros duelos.
Me gusta cómo el Dr. Salomón Sellam afronta el tema del duelo, así que voy a basar este post en información extraída de su libro "El Yacente".
1era etapa: La Negación Rechazo la noticia, no lo puedo creer.
2da etapa: El regateo ¿Por qué a él si era bueno?¿por qué a mi?.
3era etapa: La Cólera Es normal sentirla por un periodo algo largo.
4ta etapa: La tristeza Es una clásica fase depresiva o de "adormecimiento".
5ta etapa : La explicación Justifico el porqué de la ausencia o el cambio.
6ta etapa : La comprensión Tomo consciencia del cambio en mi vida.
7ma etapa: La integración de las informaciones. Una vez la explicación dada y la
comprensión aceptada, la integración puede efectuarse.
Integrar significa interiorizar para poder pasar a la etapa siguiente.
8va etapa: La aceptación, el perdón, la liberación Admitimos el cambio como
definitivo. Me desligo de la carga emocional, perdono lo que ocurrió.
9na etapa:La reinversión Por fin puedo estar en el presente y continuar
trabajando en mejorar mi vida.
Entender que las personas o situaciones que dejamos atrás, nunca van a desaparecer de nuestra mente, son parte de la historia de nuestras vidas, simplemente los dejamos dar un paso al costado para poder seguir avanzando.
El duelo es imperativo, hay muchas formas de manejarlo pero es bueno sentarnos y ver en qué etapa estamos y trabajarlo.
Si alguien murió, podemos sembrar una plantita en un parque y cuidarla, que ella simbolice a esa persona y cuando podamos regarla sin que duela, estaremos soltando, fluyendo y evolucionando.
Terminar un duelo nos vuelve más maduros y sensatos, dejar de centrarnos en la ausencia y ver el otro lado: una presencia que nos aportó, que nos motivó, que nos acompañó y si hubieron malas experiencias, que nos enseñó alguna lección y nos ayudó a evolucionar.
¿Ya sabes qué duelo quieres trabajar? Comienza hoy.
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