Hace algunos años tuve una amiga que decía "Si tus hijos no son mejores que tu, haz fracasado como padre".
En ese momento de mi vida pensaba, si no terminé mis estudios, con que sea un egresado será suficiente.
Ahora que tengo una visión más amplia de las cosas, creo que nuestros hijos tienen dos posibilidades:
1era Aprender de nuestros errores y no repetir patrones auto destructivos o para decirlo en bonito "evitar el autosabotaje".
2da Tirarse al abandono y excusar sus errores diciendo " es que cuando era chico mi Papá fue malo conmigo", "es que no pude terminar el colegio por culpa de mis hermanos menores" y etc.
Cuando converso con mis hijos, les pido que sin juzgar se den cuenta que su Papá y yo a veces tomamos malas decisiones y pasamos por muchas situaciones difíciles que no se hubieran dado si hacíamos las cosas en orden.
Cuando les pido disculpas por un acto injusto con ellos, les explico que eso fue un mal manejo de emociones, que soy humana pero que somos un equipo y debemos colaborar entre todos para evitar una segunda o tercera petición de lo mismo.
No doy propinas, nunca me dieron de niña más que en mi cumpleaños, pero si los invito a trabajar para mi, con quehaceres que no son su responsabilidad, como una forma de ganar dinero y les dije alguna vez "la vida no es más generosa con el que necesita sino con el que merece". Hay personas que les parece mal que trabajen para mi pero es la forma que encontré y me funciona excelente.
La preguntes es ¿Que sea mejor que yo en todo?, ¿por qué compararlo con mis logros o mi vida? ¿No entendemos que nosotros estamos aquí para que nos enseñen nuestros hijos a ser mejores seres humanos?
Suena contradictorio esto de aprender de nuestros hijos, pero que levante la mano ¿quién no aprende de sus hijos todos los días? (excepto que no les hablen) y si ellos nos usan de referente, si yo no soy buena persona, coherente e íntegra, ¿qué puedo pedir?.
En teoría entonces, nuestros hijos son unos Papámamá versión Beta, con el curso intensivo que les dimos de valores, cariño, tiempo, amor, rectitud y malos hábitos durante toda su vida, me parece que lo lógico es que sean mejores que nosotros en muchas cosas.
Mi conclusión personal: Mis hijos son su padre y yo evolucionados, mejorados en algunas cosas, reincidentes en otras, pero tomando en cuenta la cantidad de oportunidades que tienen estas nuevas generaciones en tantos aspectos de la vida, más me preocupa que sean personas felices, que estudien los que les llene, que busquen un trabajo que amen y que la vida es un libro sin letras que solo ellos pueden escribir.
Lo que yo no hice, lo que yo no tuve, lo que yo no logré, es la parte de mi libro, algo que debo solucionar o perdonar, nunca meterlo en una mochila y colgarla en la espalda de mis hijos. Ellos son otras personas, con sus tiempos, con sus gustos, con su forma de amar. Si siguen siendo tan buenas personas como ahora, ya soy más que feliz.
Haz una prueba: mira hoy a tus hijos con ojos de abuela; que ama, que no tiene expectativas personales sobre ellos, que los entiende, los escucha, los apoya y les da su sabiduría como arma para enfrentarse al mundo.
¿Probamos?
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