El otro día llegó a consulta una mamá joven y entre las cosas que quería entender, estaba el descontrol por publicar en sus redes sociales los momentos que pasaba con su hija, cada día una foto con la ropita perfecta, qué está comiendo, qué nueva gracia hizo, etc. y que había un montón de gente que la había bloqueado y eso la ofuscaba.
Le pedí permiso para publicar lo que encontramos y le encantó la idea, porque así como ella, muchas mamitas se identificarían con esto y le emocionaba poder ayudar.
Primero teníamos que descubrir ¿para qué publicaba? y surgieron varias cosas, entre ellas, que le encantaba que le digan que su hija era hermosa o dulce o bella y la otra, más importante aún es que ella sentía que era una mejor mamá.

Seguimos buscando y encontramos un esposo dedicado a la ciencia, con un trabajo muy importante y poco tiempo para compartir con ella, además ella quería que él le dijera que estaba haciendo las cosas bien, quería su aprobación, ella sentía que él no valoraba que hubiera renunciado a su trabajo para cuidar a la pequeña.
Luego de una hipnosis, ella misma dijo: "El problema es que no me quiero suficiente y no me valoro, necesito que me revienten cohetes (como lo hacía mamá) para sentir que estoy haciendo las cosas bien" (Conclusión personal, respetable y dolorosa).

Todas las personas, en algún momento caemos en este loop infinito de buscar, algunos atención, algunos aceptación, otros simplemente compartir un momento feliz, pero volver lo cotidiano en una novela y sentir estrés porque un día no puse nada... es bueno revisar qué nos está pasando, qué buscamos, para qué hacemos lo que hacemos.
No juzgo, no estoy diciendo que esté mal, solo estoy poniendo sobre el tapete que lo que hagamos, lo hagamos con propósito, con sentido y que sume, que aporte, que nos de felicidad.
Me gusta poner cosas de motivación en facebook y cuando no lo hago me escriben algunas personas por messenger: ¡hoy no pusiste mensaje!, me gusta influir de manera positiva en las personas y es lindo cuando me dicen: "el día x estuve súper triste y leí lo que pusiste y me cambió el día:". En realidad, yo no le cambié el día, el mensaje resonó en su cabeza y ella tomó la decisión de sentirse bien, pero fui cómplice de esa sonrisa.
Es bueno cuestionarnos de vez en cuando. Y tu, ¿Cómo vas con las redes sociales?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario