Los pensamientos recurrentes que producen angustia o los ciclos ansiosos son temas que debemos prestar atención, porque de no hacerlo pueden terminar causando estragos en la salud.
La ansiedad produce una desconexión de la mente con el cuerpo, por lo tanto con las necesidades básicas y las emocionales.
El aislamiento prolongado en procesos ansiosos muchas veces empeora las cosas, cuando somos empáticos y compartimos el dolor con alguien más, es como beber un shot de oxitocina (químico de la felicidad), relaja y amplía el corazón.
Hay que dejar fluir a la ansiedad primero, no intentar calmarla: llorar, temblar, sudar, lo que el cuerpo pida y es probable que al inicio necesitemos influencia externa pero luego con ayuda profesional podemos aprender a autoregularnos que es como sentirnos seguros dentro de nuestro propio cuerpo.
Evaluar las creencias limitantes es un buen plan, a veces tenemos miedo a intentar más por el qué dirán o los juicios externos que por la idea de hacerlo mal. Nos comparamos con otros, cuando no entendemos que hay tantas maneras como personas de hacer las cosas.
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