El fin de semana tuve la oportunidad de asistir a una meditación guiada por sonidos de instrumentos musicales, cajitas de música, cuencos tibetanos entre otros.
Éramos un grupo grande de personas recostados en colchonetas con los ojos tapados por un cojín de semillas que durante una hora escuchábamos sonidos y música en vivo dejando la mente volar en libertad.
Para algunos fue momento de catarsis, para otros fue poder dormir profundamente, relax, contemplación y recuerdos; sin embargo todos convergimos en un final lleno de gratitud y paz, dos emociones difíciles de sentir en estos tiempos.
Dennys Araujo fue el profesional encargado de hacer este tipo de sesiones y se convirtió en un momento reparador para mi.
Este tipo de espacios es importante generar, en los que hacemos esa pausa siempre necesaria, para poder pensar con claridad y tomar decisiones importantes.
Probar nuevas alternativas de curar el alma es parte de trabajar en nuestro autoconocimiento y crecimiento espiritual. Anímense a intentarlo.
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