Sueñas de niño con el futuro, con una vida feliz, viajes, el trabajo perfecto y -las niñas sobre todo- con algún hijo lindo.
Pasan los años y la " realidad " te arrincona muchas veces a trabajar en algo que no te emociona, a tener una pareja que no comparte tu modo de ver el futuro, la salud o el cuerpo que estabas seguro tendrías después de los 30 y en fin.
Pero hay una buena noticia, nunca es tarde para soñar... para que suene menos poético: para ponernos metas.
Asistí a un "Taller de Metas", descubrí algunas cosas y otras las afiancé:
1º Una meta debe ser específica, es decir, precisa.
2º Una meta debe ser medible o sea saber ¿cuánto me tomará conseguirla?
3º Una meta necesita un ¿cómo? y porqué no, varios
4º Una meta sin un ¿para qué? es una idea sin corazón o sin un fin espiritual.
5º Una meta sin fecha de vencimiento es solo un sueño
Entonces, con estos lineamientos sería más fácil cumplirla, es un plan y es tuyo.
Analiza qué crees que necesitas trabajar, si no lo tienes claro, en este taller utilizaron un gráfico muy simpático llamado " La Rueda de la Vida" y es este:
Ponle un puntaje del 1 al 10 a cada aspecto de tu vida.
Cuando visualizas las cifras caes en la cuenta de algunas cosas que quizá quieras trabajar con cierta premura, en mi caso empecé a poner la meta con el que tenía menos puntaje, pero tu decides.
Con esta información ya podrías comenzar... afuera pretextos y manos a la obra.
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