Este comportamiento ocurre cuando una persona, de forma consciente o inconsciente, influye negativamente en los hábitos saludables de su pareja, especialmente en relación a la alimentación, el peso o el ejercicio.
🔍 Conductas típicas de este patrón:
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Cocinar o comprar comida hipercalórica a propósito, aunque la pareja haya expresado querer comer saludable.
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Insistir en compartir postres o comidas copiosas “por amor” o “para disfrutar juntos”.
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Ridiculizar los esfuerzos de la pareja por cuidar su salud, con frases como “tampoco estás tan gordo” o “eso de comer sano es una moda”.
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Hacer comentarios disfrazados de cariño, pero que minan la autoestima: “me gustas más con tus kilitos”, “así nadie más te va a mirar”.
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Reforzar el sedentarismo o evitar que la pareja haga ejercicio, generando culpa si decide salir a entrenar.
🧠 Posibles causas psicológicas:
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Miedo al abandono o celos: al hacer que la pareja suba de peso, inconscientemente se percibe que será menos atractiva para otros.
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Necesidad de control: influir en la alimentación puede ser una forma de dominio encubierto.
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Baja autoestima del saboteador: si él/ella se siente inseguro, quiere “nivelar” a la pareja para no sentirse menos.
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Aprendizajes familiares o culturales distorsionados, donde el afecto se asocia con la comida.
✅ ¿Qué hacer si detectas esta situación?
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Habla con tu pareja con claridad y sin culpas. Describe lo que observas, cómo te hace sentir, y qué necesitas.
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Pon límites firmes en relación con tu autocuidado. Tu cuerpo es tu responsabilidad, no una forma de agradar o sostener vínculos.
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Busca apoyo profesional si ves que el patrón se repite o si hay dinámicas más amplias de manipulación o dependencia emocional.
🎯 El objetivo no es culpar, sino observar y transformar patrones dañinos en hábitos conscientes. Una relación sana potencia tu bienestar, no lo sabotea.
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