¿Sabías que no toda la grasa del cuerpo es igual, ni se comporta igual frente a tus emociones?
En nuestro cuerpo existen principalmente dos tipos de tejido adiposo:
🔹 Grasa blanca: la más abundante. Su función principal es almacenar energía. Suele acumularse en el abdomen, caderas y muslos.
🔸 Grasa parda (también conocida como "grasa marrón o gris"): mucho menos abundante, pero metabólicamente activa. Produce calor y ayuda a quemar calorías.
Ahora, ¿cómo entran las emociones en esta historia?
El cortisol se produce de manera natural y necesaria al levantarnos o cuando hay que tomar decisiones importantes, sin embargo, cuando estás bajo estrés crónico, ansiedad o tristeza constante, tu cuerpo la produce en grandes cantidades. Este exceso de cortisol:
✅ Estimula el almacenamiento de grasa blanca, especialmente en el abdomen.
❌ Inhibe la activación de grasa parda, reduciendo tu capacidad de quemar energía.
En otras palabras, el estrés no solo te hace sentir mal... también puede hacer que almacenes más grasa y quemes menos.
Además, las emociones afectan tu forma de alimentarte. Muchas personas desarrollan lo que llamamos hambre emocional: comer no por necesidad física, sino para calmar emociones.
¿Qué puedes hacer?
🌿 Reduce el estrés: practica meditación, yoga o actividades que disfrutes.
🥦 Aliméntate de forma consciente: escucha a tu cuerpo y aprende a diferenciar el hambre real del emocional.
💪 Toma suplementos como vitaminas y bebidas proteicas que complementen tu alimentación, con la comida no es suficiente.
🛌 Duerme bien: el descanso regula tus hormonas y favorece la activación de grasa parda.
🚶♀️ Haz ejercicio: moverte activa tu metabolismo y mejora tu estado de ánimo.
Tu composición corporal no depende solo de calorías… ¡también de cómo te sientes!
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