Los carbohidratos simples y los azúcares refinados generan una rápida liberación de glucosa en sangre, lo que produce:
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Un aumento inmediato de energía y liberación de dopamina, el neurotransmisor del placer.
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Pero este efecto es temporal: cuando el nivel de azúcar baja bruscamente (hipoglucemia reactiva), se produce irritabilidad, fatiga, nerviosismo y tristeza.Este ciclo puede exacerbar los síntomas de ansiedad y depresión.
2. 🌪️ Inflamación cerebral silenciosa
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Depresión
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Trastornos de ansiedad
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Pérdida de plasticidad neuronal (clave para el aprendizaje y la regulación emocional)
3. 🦠 Azúcar y microbiota: el eje intestino-cerebro
El exceso de azúcar altera la microbiota intestinal, reduciendo la diversidad de bacterias beneficiosas. Esto impacta en:
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La producción de neurotransmisores como serotonina (90% se produce en el intestino)
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La calidad de la comunicación entre el intestino y el cerebro (eje intestino-cerebro)
Esta disbiosis intestinal se asocia con un mayor riesgo de depresión y ansiedad.
4. 🍽️ Nutrición y neuroplasticidad
Una dieta alta en azúcares simples desplaza nutrientes esenciales como:
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Magnesio, zinc, omega 3 y vitaminas del complejo BEstos son claves para la función cerebral, la producción de neurotransmisores y la protección frente al estrés oxidativo. Su déficit puede agravar trastornos mentales.
🔬 En resumen:
Desde la neurociencia y la nutrición, el consumo excesivo de carbohidratos simples y azúcares refinados desequilibra la química cerebral, altera la microbiota y promueve inflamación, factores todos relacionados con un mayor riesgo de ansiedad y depresión.
Una alimentación basada en carbohidratos complejos, grasas saludables, proteínas de calidad y micronutrientes específicos favorece un estado de ánimo más estable y una mente más resiliente.
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