Dicen que el hilo rojo conecta a las personas destinadas a encontrarse, sin importar el tiempo, el lugar o las circunstancias. Pero, ¿qué pasa cuando ese hilo sigue latente después de 20 años, incluso si ambos han seguido con sus vidas, han formado familias, y se han alejado físicamente?
Nos reencontramos. Y al mirarnos, el tiempo no importó. El amor profundo, sereno, casi eterno, volvió a hacerse presente. No hubo reproches, solo una certeza callada: aún nos amamos.
Pero… ¿qué hacemos con ese amor?
Romper el hilo rojo no es olvidar. No es negar lo vivido. Tampoco es traicionar lo que sentimos. Romper el hilo rojo es, quizás, aceptar que ese amor cumplió su propósito, que dejó su huella, y que ahora toca transformarlo.
Aquí algunas reflexiones si estás en esta encrucijada emocional:
1. Reconoce lo que sientes sin juicio
No estás mal por sentir amor. A veces, la vida no acomoda los tiempos como quisiéramos. Reconocerlo te permite tomar decisiones desde la claridad, no desde la confusión.
2. Pregúntate: ¿Qué me conecta todavía?
¿Es amor verdadero o es nostalgia? ¿Es deseo de lo que fue o necesidad de escapar de lo que hoy duele? Ser brutalmente honestos con nosotros mismos es clave.
3. Honra lo vivido, pero elige lo que tienes hoy
El pasado nos construyó, pero el presente nos exige presencia. Si tu vida actual está elegida con amor y consciencia, cuídala. Romper el hilo puede ser un acto de lealtad a ti, a tu pareja, y al proceso que has construido.
4. Despide el vínculo con un ritual simbólico
Escribe una carta, quema una foto, camina por ese lugar donde se conocieron y agradece. No necesitas odio para soltar. A veces, el amor más grande es el que sabe decir adiós.
5. Busca apoyo si lo necesitas
No estás sola/o. Hablar con alguien de confianza o un terapeuta puede ayudarte a ordenar emociones y tomar decisiones que honren tu paz.
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